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Loba en la toba, araña en la argaña, y yo piso con pies de fuego, la zorra blanca asustada perdió su tarjeta de memoria, crece, lunita, medra, cuando los ordenadores ya cabían encima de las mesas, de aquellos lodos vienen estos píxeles, quién tú eres? ah, este es el revirihondo enigma,
los cormoranes en el muelle confirman la liquidez del océano, vuelve a posarse el sol en la otra orilla, el tiempo se va hundiendo en cualquier planeta de la galaxia, dicen guti, tutti frutti, baja el río hacia la ría, e íbamos los dos y el perro por el camino viejo de la sierra, un lóbrego resplandor contra las evanescentes estrellas, acechan fresnos y abedules de silenciosas ramas deshojadas, tutti frutti, a-wop-bom-a-loo-mop,
el tiempo se extasía en la inexactitud de las olas, brota, entre un recuerdo nunca olvidado y el deseo jamás cumplido, la baba de la zorra albar, no todo bosque es frondoso ni estéril todo desierto, hay vientos sin nombre y urracas, cuervos cautelosos, la sonrisa, tímidamente obscena, de una foto desencuadrada y el dedo corazón alzado, entonces un teléfono ya no era un chisme en la punta de un cable,
huele a aliento de dragón, tramperos ebrios en el bosque resbalando sobre la nieve, rastrean una puesta de sol, un gris preciso en el crepúsculo que no late en ningún otro lugar, a-wop-bom-a-loo-mop-a-lomp-bom-bom, se abre la flor del baobab oh, en mis habitaciones polares, el tiempo flota, el tiempo viaja en la inexactitud de las olas,
aún en el son bailando voy del agua fría pensando en que me gustaría no ser quien soy, la bestia aterradora en la cellisca,
té y coñac en el albergue donde los urogallos disecados atestiguan que entonces la crueldad era tan primitiva como siempre, el alto sendero del puerto y la profunda umbría misteriosa, lobo rojo en la marisma, bestia descorazonada, arrepiéntete de ser como eres, araña en la grieta, lobo en el antro, el señor de Gingiz huyó a Harar, la brisa del verano lleva hasta el otoño sobre las olas inexactas del océano fotones del final del Universo, pertenezco a la oscuridad y solo la oscuridad me pertenece: v = Hₒ D, todo universo mengua antes de llegar a medrar,
y no me reconozco en los cristales ni en la birrefringencia de los plásticos, hoy es solo otro día extraño en otro invierno sin tiempo, quizá algún esquivo ruido en la niebla, y en las dudas de la luz gira el teleidoscopio del astrónomo, pero en la jungla aún juega el jaguar que no podrá nunca cambiar sus manchas ni arrepentirse de tenerlas, a-lomp-bom-bom, hey ho, hey ho, el chamán sueña a la serpiente cuántica, entonces los caleidoscopios tenían tanta magia como ahora, se posa el sol, rebrilla en la otra orilla el fracaso y la viscosa derrota,
milanos, cuervos evasivos, aquel viento sin brújula ni nombre, con el agrio graznido en el claro surgió el gris, era un juego enfermizo y pernicioso, circundando una montaña azulada, el gris crepuscular buscado, cazado en la trampa de la retina, incierto futuro en tiempos cambiantes, el cormorán no recuerda el verano, al repuntar la marea te contaré mi historia en la otra orilla, alguna de esas cuestionables experiencias que solo sabe el río, de la saliva de la zorra y la garganta del dragón, arrepiéntete de ser lo que eres, hijo de un viento desnortado,
el cormorán ignora quién se bañaba en las rocas desnuda, hey ho, lets go, blitzkrieg bop, quedan las conchas junto a las algas dudando en la orilla, en la autodestrucción del superhéroe resulta el mundo destruido también, el faro extraviado cuenta romances nuevos a la espuma, blancos, lilas, añiles, y ese gris, el gris fundente, bajo la arena de la playa se escurre el semen rechazado, el gris licuante único del crepúsculo de invierno, fijado inmortalmente en la memoria sin píxeles ni negativo,
bébeme, trágame entero, nebulosa luz de otro mundo, la brisa de otoño, nacida en los vapores del verano, ora a la diosa prostituta, tutti frutti, oh guti, quién tú eres, cabeza de can? yo no te reconozco en las baldosas de los pasillos del tiempo, la brisa de otoño anticipa que el invierno no se olvida de ejecutar su rito en el tablero, oh, hey!, peón de dama a rey, Gorlois derrotó al señor de Gingiz,
rock al este y al oeste, aquel trozo de océano será todo mi legado a la humanidad, noche cerrada, indeleble como un beso bajo los pinares nevados, y también entonces, zorra blanca en tanga azul, entonces las cámaras fotográficas eran tan prescindibles como ahora … |