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Ven a volar, podrás seguir preguntándotelo hasta el final de las algas, pero no te quedará más remedio que joderte y flotar los días en la convexidad del mar, en la humedad del río, allí donde el orden regresa al caos, el mapa no está equivocado aunque le falten pequeños detalles, tampoco para mí,
el arroyo bajo los tojos, la hosca y helada belleza de las yermas islas del norte, los pájaros sobrevuelan la duna, la orilla y los arrecifes, cuando el conejo perdió su abanico, no sabes quién eres a mediodía y esa misma madrugada crees que puedes entenderlo todo, vuelven las aves al negro oleaje desde el principio del frío,
agua de muerte en vida, dibuja el pez arabescos en la honda humedad del río, donde se oculta el frío, saliva sudor y semen, polvo en la arena, huelo el humo, avento el viento, subiendo voy, bajando vengo, jusqu’ à la fin, en pleine soleil, y en los meandros yo me entretengo, ahuyento el viento, por las mimbreras desgasto el tiempo, en la fría profundidad del río,
después de la noche de fin de año el faro alumbra sobre la peña, pájaros vuelan, el viento revuelve el pelo blanco de las negras olas que las sirenas cabalgan, tampoco creo que nunca susurraran para mí,
quizá podrías probar a dejarlo todo tal como está en el envés del azogue, espejos y espejos, nuevos espejos lanzando a lo lejos viejos reflejos, esta es la mentira en la que creemos, arena lluvia sal, venid y oíd, cervezas enlazadas en canciones, sabida oscura duda: corazón de saliva en el cristal, ven a bailar al cíclico círculo intemporal, dame spritz y sexo astral,
puedes seguir preguntándote cuál es la furtiva pregunta y recontando en la pared los azulejos del cuarto de baño, el viento es fugaz testigo de la fugacidad de la roca, de la eternidad del silencio y de la vanidad de las promesas que se hace el hombre a sí mismo, ponme otro spritz
mientras los pájaros marinos vuelan hacia el interior del océano, mar afuera, donde habita la realidad, aceleras un poco más, el faro sobre el peñasco ya no vigila el mar, acaso los ocasos son trozos de pedazos, la solución origina el problema y la pregunta resuelve el enigma, acaso los acasos son subterfugios del caos,
se desmenuza la arena en la playa rodando en la arena y chillan volando los pájaros como las niñas mujeres, hacia la densidad de la neblina donde el conejo perdió su abanico, sin saber de los embustes que el niño le cuenta al mar, sujetas firme el volante, el faro sobre la peña, acero en la piedra, sangre en la roca, las olas constantes como el silencio son un rumor allá abajo, entre la espuma y las algas, tal vez aún podrá amanecer,
solo tendrás la respuesta cuando conozcas cuál es la pregunta, la bruma en la línea del horizonte mira pasar a los pájaros, charranes, fumareles y pagazas, hacia el final del mar, mueren las revoluciones, tsunamis, terremotos y ciclones, si se pueden televisar, se ha detenido el motor contra el gastado granito del faro, olas, viento, voces, y cuando sepas cuál es la pregunta entenderás la respuesta, suave en las algas mojadas ahora empieza a llover … |