Jardín bajo la nieve | |
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Aquí, entre una y otra orilla, mientras | |
Camíname despacio y sea como la serpiente ordena, en el azul celeste eléctrico donde el tiempo danza, fundido con la espuma del espacio, después de hondos millones de años llovía sobre la lluvia, y los bosones bailan, de aquella Tierra empapada en la profundidad del tiempo, tan breves, nuevos mundos nacen continuamente para que puedan ir otros muriendo, hasta que un día escampó, lo siento en el aliento, en los andenes del presente el futuro ya no existe y la nostalgia es solo al fin un difuso esfuerzo inútil, hacia los nenúfares desvío luz blanca y dolor, la mariposa vibra persiguiendo el arabesco del pez contra el final de las algas, la energía más oscura trae la niebla a la orilla y el río gira hacia la penumbra entre verdes, azulados y recios violetas sombríos, y quemar alguna esperanza de que nada vuelva a ser como fue deviene un vano ejercicio de angustia sin razón ni redención, abril, este mes tan vil, azuleante electricidad, recuerdos mezcla al ansia febril el hosco pensamiento, equívoca ecuación, rubia coleta, confusas pecas, vete a jugar con tus muñecas a tu mustia habitación, tanga azul, azul biquini, germina lilas en tierras yertas, revive rancias raíces muertas, y mis fermiones danzan, abril, con sus lluvias mil, puerta a la raíz del mundo, lo noto en el escroto, luz blanca y dolor, es como nacer, y con esquivo movimiento la palomilla no vuela dos veces la misma brisa, ves el mar en tu ventana, sin gozar las rosas ni el tetraclinis, ni el lucio roza dos veces las mismas raíces ciegas del sauce en el espejo fugitivo, yertas nostalgias muertas, calculas mal los días, y es por eso, rubia garza en tanga azul, que sueles llegar tarde al vado, tres piedras resbaladizas, que cruza el río del presente, ya sabes, del pasado hacia el futuro, lo vivo en el lascivo abril, el mes más vil, infausto afán febril, cuando comienza a escampar, fumareles en la boya, charranes y pagazas en las rocas, regreso al frágil río de los flotantes días, expulsado del paraíso y arrojado también de los infiernos, gran ganga, Maa Ganga, viviendo una inacabable perenne temporada de rebajas, yo soy de Aldán y ya me suicidé en otro universo sin ceremonia y sin escándalos, ahora no sé morir, si lo miras, oh Suzie Q, a los nenúfares desvío un torvo pensamiento y con errátil movimiento regreso al blando río de denso lecho mineral, podré comer un melocotón? puedo cambiar mis recuerdos? si el Universo miras desde fuera verás que brilla como una luciérnaga en las oscuras zarzas infinitas, Susi, lo que la bicha ordena, eflorecescentes ardentías en tu biquini azul eléctrico y ni intento del mástil desatarme, silencios que por nadie fueron vistos, cuántica gravitación y fiebre de la noche a la mañana, partículas supersimétricas, flácida fluctuación, oh Susy, de la estructura del espaciotiempo, abismos de fría energía oscura donde retumba el tiempo y choques entre miles de galaxias con la única intención, y mis bosones danzan, de devorarte el corazón, me fui muy lejos y ya no he vuelto, olvida todo el tiempo sobre el aire, recuerda nada más dónde estás hoy, tan solo eres otro replicante y no podrás matar a dios, no hay nadie en la estación del aeropuerto, la casa está vacía, no hay nadie en el vagón ni en todo el tren y la ciudad murió, pocos saben quién fue Hank Woothreed perdido en el jardín bajo la nieve ni qué libélulas amaba en el vado de las tres piedras, entre los sauces, las mimbreras y los verdeazules maizales tras la llovizna en Gonderande, mientras nuevos mundos nacían y morían otros en la corriente del tibio río de Casijamás, torrente de conciencia mineral, en la noche tan feroz el silencio más oscuro era el muro de tu voz, pero sigues corriendo, verdad, nena? ni en este ni en otro infierno, nublosa garza de las peñas, y tantos evos estuvo lloviendo que la humedad fosilizó, pero yo sigo sin saber después de que miss conejo se afeitara el bigote ante el espejo qué lado de la seta he de morder, aunque comienza a escampar en las dunas de la playa, en las simas del presente, detrás de los vallados del futuro, sí, fiebre, cuelga un poco más de fiebre en tu perfil personal, algún eco quedará resonando en los mimbrerales del río donde el pez traza su arabesco de nebulosos violetas y verdeazules intensos, donde el tiempo danzó con el tordo en la rosaleda, y el futuro determina el presente junto al vado del hoy, ningún profeta predicó sobre la fugacidad de la roca, la brevedad del semen en la arena o la levedad del mar, ma’ Ganga, buen tanga, tan breve, olvida todo el tiempo bajo el agua en las peñas de la ría de Aldán, acuérdate de ser quien eres hoy, tan bellas, igual que la gacela en el zoológico añora la sabana, libre y plena de azares y peligros, así el hombre contempla las doncellas, uy, digo, perdón, las estrellas, olvida que el recuerdo es muy cabrón, tan ellas, verdad, nena? garza blanca en tanga azul, no cambia su color la mariposa pero nunca vuelve a volar en el aura que ya coloreó, por los farallones la luz reconfigura su fulgor, el verde vira a añil vidrioso y luego el violeta a un hostil rojo de labios, no muda su laberinto de escamas nunca el pez, ni jamás llega a encontrar la ola que antes besó, olvida el porvenir que no ha venido, recuerda que olvidaste tu ambición, la playa desde la ventana, olvida los recuerdos imborrables, cancela el porvenir que no vendrá en abril, el mes febril que la lila eyaculó, vibra el agua en la ninfa, y fue como la serpiente ordenaba, pero corres contra corriente, nena, las lunas del desierto arrastran jaurías, escorpiones y agujeros negros, puedo? la Humanidad aún se pierde en preguntas que ya obtuvieron respuesta hace mucho, el vencejo cazó al mosquito que acababa de picarme y los fermiones bailan entre Centauro y Perseo, huye el loco Sol por el brazo izquierdo de aquella otra galaxia hacia la eterna implosión de la espuma del espacio, escupe todo el tiempo en la otra orilla, redes, algas, mientras otros van muriendo, a la par nuevos mundos van brotando en los meandros del río de ahora, sobre los vastos nuevos océanos, tan leves, sobre la Tierra encharcada, sobre la lluvia llovió cientos de millones de años y, ese olor del petricor, no sé qué día, al fin escampó … | |
ēgm. 2015 |