7 may 2015

V. Jardín bajo la nieve

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  Jardín bajo la nieve
 
 

Aquí, entre una y otra orilla, mientras
el tiempo se retira, considerad el futuro
y el pasado con ecuanimidad

T.S. Eliot, Cuatro cuartetos

 
  Camíname despacio
y sea como la serpiente ordena,
en el azul celeste eléctrico
donde el tiempo danza, fundido
con
la espuma del espacio,
después de hondos millones de años
llovía sobre la lluvia,
y
los bosones bailan,
de aquella Tierra empapada
en
la profundidad del tiempo,
tan breves,
nuevos mundos nacen continuamente
para que puedan ir otros muriendo,
hasta que un día escampó,

lo siento en el aliento,
en los andenes del presente
el futuro ya no existe
y la nostalgia es solo al fin
un difuso esfuerzo inútil,
hacia los nenúfares desvío
luz blanca y dolor,
la mariposa vibra persiguiendo
el arabesco del pez
contra el final de las algas,
la energía más oscura
trae la niebla a la orilla
y el río gira hacia la penumbra
entre verdes, azulados
y recios violetas sombríos,
y quemar alguna esperanza
de que nada vuelva a ser como fue
deviene un vano ejercicio de angustia
sin razón ni redención,
abril, este mes tan vil,

azuleante electricidad,
recuerdos mezcla al ansia febril
el hosco pensamiento,
equívoca ecuación,
rubia coleta, confusas pecas,
vete a
jugar con tus muñecas
a tu mustia habitación,
tanga azul, azul biquini,
germina lilas en tierras yertas,
revive rancias raíces muertas,
y mis
fermiones danzan,
abril, con sus lluvias mil,

puerta a la raíz del mundo,
lo noto en el escroto,
luz blanca y dolor, es como nacer,
y con esquivo movimiento
la palomilla no vuela
dos veces la misma brisa,
ves el mar en tu ventana,
sin gozar las rosas ni el tetraclinis,
ni el lucio roza dos veces
las mismas raíces ciegas
del sauce
en el espejo fugitivo,
yertas nostalgias muertas,
calculas mal los días, y es por eso,
rubia garza en tanga azul,
que sueles llegar tarde al vado,
tres piedras resbaladizas,
que cruza el río del presente,
ya sabes, del pasado hacia el futuro,
lo vivo en el lascivo
abril, el mes más vil,

infausto afán febril,
cuando comienza a escampar,
fumareles en la boya,
charranes y pagazas en las rocas,
regreso al frágil río
de los flotantes días,
expulsado del paraíso
y arrojado también de los infiernos,
gran ganga, Maa Ganga,
viviendo una inacabable
perenne temporada de rebajas,
yo soy de
Aldán
y ya me suicidé en otro universo
sin ceremonia y sin escándalos,
ahora no sé morir,

si lo miras,
oh Suzie Q,
a los nenúfares desvío
un torvo pensamiento
y con errátil movimiento
regreso al blando río
de denso lecho mineral,
podré comer un melocotón?
puedo cambiar mis recuerdos?

si el Universo miras desde fuera
verás que brilla como una luciérnaga
en las oscuras zarzas infinitas,
Susi, lo que la bicha ordena,
eflorecescentes ardentías
en tu biquini azul eléctrico
y ni intento del mástil desatarme,
silencios que por nadie fueron vistos,
cuántica gravitación
y
fiebre de la noche a la mañana,
partículas supersimétricas,
flácida fluctuación,
oh Susy,
de la estructura del espaciotiempo,
abismos de
fría energía oscura
donde retumba el tiempo
y
choques entre miles de galaxias
con la única intención,
y mis bosones danzan,
de devorarte el corazón,

me fui muy lejos
y ya no he vuelto,
olvida todo el tiempo sobre el aire,
recuerda nada más dónde estás hoy,
tan solo eres otro
replicante
y no podrás matar a dios,
no hay nadie en la estación del aeropuerto,
la casa está vacía,
no hay nadie en el vagón ni en todo el tren
y la ciudad murió,
pocos saben quién fue
Hank Woothreed
perdido en el jardín bajo la nieve
ni qué libélulas amaba
en el vado de las tres piedras,
entre los sauces, las mimbreras
y los verdeazules maizales
tras la llovizna en
Gonderande,
mientras nuevos mundos nacían
y morían otros en la corriente
del tibio río de
Casijamás,

torrente de conciencia mineral,
en la noche tan feroz
el silencio más oscuro
era el muro de tu voz,
pero sigues corriendo, verdad, nena?
ni en este ni en otro infierno,
nublosa garza de las peñas,

y tantos evos estuvo lloviendo
que la humedad fosilizó,
pero yo sigo sin saber
después de que
miss conejo
se afeitara el bigote ante el espejo
qué lado de la seta he de morder,
aunque comienza a escampar
en las dunas de la playa,
en las simas del presente,
detrás de los vallados del futuro,
sí,
fiebre, cuelga un poco más de fiebre
en tu perfil personal,
algún eco quedará resonando
en los mimbrerales del río
donde el pez traza su arabesco
de nebulosos violetas
y verdeazules intensos,
donde el tiempo danzó
con el tordo en la rosaleda,
y el futuro determina el presente
junto al vado del hoy,

ningún profeta predicó
sobre la fugacidad de la roca,
la brevedad del semen en la arena
o la levedad del mar,
ma’ Ganga, buen tanga,
tan breve,
olvida todo el tiempo bajo el agua
en las peñas de
la ría de Aldán,
acuérdate de ser quien eres hoy,
tan bellas,
igual que la gacela en el zoológico
añora la sabana, libre y plena
de azares y peligros,
así el hombre contempla las doncellas,
uy, digo, perdón, las estrellas,
olvida que el recuerdo es muy
cabrón,
tan ellas,
verdad, nena?
garza blanca en tanga azul,

no cambia su color la mariposa
pero nunca vuelve a volar
en el aura que ya coloreó,
por los farallones la luz
reconfigura su fulgor, el verde
vira a añil vidrioso y luego el violeta
a un hostil rojo de labios,
no muda su laberinto de escamas
nunca el pez, ni jamás llega a encontrar
la ola que antes besó,
olvida el porvenir que no ha venido,
recuerda que olvidaste tu ambición,
la playa desde la ventana,
olvida los recuerdos imborrables,
cancela el porvenir que no vendrá
en abril, el mes febril
que la lila eyaculó,

vibra el agua en la
ninfa,
y fue como la serpiente ordenaba,
pero corres contra corriente, nena,
las lunas del desierto arrastran
jaurías, escorpiones y agujeros
negros, puedo?
la Humanidad aún se pierde en preguntas
que ya obtuvieron respuesta hace mucho,
el vencejo cazó al mosquito
que acababa de picarme
y los fermiones bailan
entre Centauro y Perseo,
huye el loco Sol por el brazo izquierdo
de aquella otra galaxia
hacia la eterna
implosión

de la espuma del espacio,
escupe todo el tiempo en
la otra orilla,
redes, algas,
mientras otros van muriendo, a la par
nuevos mundos van brotando
en los meandros del río de ahora,
sobre los vastos nuevos océanos,
tan leves,
sobre la Tierra encharcada,
sobre la lluvia llovió
cientos de millones de años
y, ese olor del
petricor,
no sé qué día, al fin escampó
 
ēgm. 2015